Rinden Homenaje Póstumo a Lino Antonio Saavedra, Brigada Num. 105. fue Fundador de Cruz Ámbar Fortín.

FORTÍN, VER.- En un ambiente de dolor y nostalgia, elementos de distintas corporaciones de auxilio y autoridades municipales, dieron el último adiós a quien en vida fuera uno de sus grandes guías, Lino Antonio Saavedra Salcido, quien falleció víctima de un padecimiento que lo aquejaba desde hace varios años.

La explanada del parque Lázaro Cárdenas fue el lugar donde se congregaron familiares, compañeros de Cruz Ámbar de diversas delegaciones incluida Xalapa, así como los elementos de Protección Civil de Fortín y Córdoba, quienes acompañados del alcalde Ángel Sánchez Rincón y la Síndica Única María Ramírez Juárez, realizaron un homenaje póstumo junto al féretro de quien llamaron un inolvidable amigo y maestro.

Durante la emotiva ceremonia, se exaltaron los grandes logros del brigadista identificado con el número 105, desde haber fundado Cruz Ámbar en este municipio así como su destacada labor como radio operador que desde su trinchera, sirvió a la ciudadanía las 24 horas de forma comprometida.

En su memoria, Isaí Ruiz Martínez, delegado estatal con sede en Xalapa, dirigió unas palabras a los presentes donde precisó, que si bien el cuerpo de “Don Lino” como lo conocían sus amigos, los dejaba terrenalmente, su recuerdo seguiría con ellos por siempre.

Sin embargo, el discurso más sentido fue el de Luis Ojeda Cid, brigada 122 de Cruz Ámbar y actual jefe de Protección Civil de Fortín, quien recordó a su mentor muy conmovido.

“Lo recordaremos siempre por su buen gesto humanitario y apoyo a nuestra querida institución que a pesar de su discapacidad física siempre demostró mucha fuerza de voluntad, honestidad, lealtad y respeto a sus semejantes”, externó.

Al finalizar, los familiares entregaron a Ojeda Cid, la camisa del uniforme que portó su gran amigo, gesto que conmovió al técnico en urgencias médicas hasta las lágrimas, acto seguido una caravana de ambulancias hicieron sonar sus sirenas y acompañaron a “Don Lino” a su última morada, en el cementerio municipal, rodeado no sólo de flores, sino del cariño y respeto de familiares y amigos.